¿Cómo se diagnostica el cáncer de páncreas?. Al cáncer del páncreas, se le conoce como una enfermedad “silenciosa” pues no tiene síntomas iniciales. Sin embargo, últimamente es uno de los cánceres diagnosticados con mayo frecuencia. ¡Entérate para que estés alerta! ¿Sabes qué es el páncreas? El páncreas es un órgano que se encuentra ubicado en tu abdomen, detrás del estómago, y mide aproximadamente 6 pulgadas (15 centímetros) de largo. Cumple dos funciones principales en tu cuerpo: la primera, crear los jugos gástricos que te ayudan a digerir los alimentos que comes; y la segunda, producir hormonas como la insulina, que ayudan al cuerpo a regular el azúcar en tu sangre.
El cáncer del páncreas aparece cuando algunas células de este órgano sufren mutaciones (cambios) y se vuelven cancerosas, creciendo y multiplicándose en los tejidos hasta formar un tumor o simplemente esparciéndose. Es un cáncer que avanza rápidamente y es difícil de detectar en etapas tempranas, por eso es el cuarto cáncer más mortal en Estados Unidos.
El tipo de cáncer del páncreas más común se conoce como Adenocarcinoma o tumor exócrino, y ocurre en el 95% de los casos según la Sociedad Americana del Cáncer. Éste se forma en las glándulas exocrinas de los ductos del páncreas encargadas de producir los jugos gástricos.
Existe un segundo tipo de cáncer del páncreas menos común, conocido como cáncer endocrino pues surge en las glándulas endocrinas, encargadas de producir hormonas.
Causas y factores de riesgo
Las causas exactas del cáncer de páncreas aún son desconocidas, pero se han identificado algunos factores que aumentan el riesgo de desarrollarlo:
- Fumar: El cigarrillo es el principal factor de riesgo. Los fumadores tienen entre 2 y 3 veces más posibilidades de desarrollar este cáncer que los no fumadores.
- Edad: La edad es otro factor de riesgo, pues este cáncer raras veces aparece antes de los 45 años, y la mayoría de los pacientes tienen entre 70 y 80 años.
- Diabetes: Entre el 10% y el 20% de los pacientes con este cáncer, tienen diabetes
- Antecedentes familiares: Si tú o alguien en tu familia ha padecido de pancreatitis o de cirrosis del hígado, tus riesgos son mayores. Así como si en tu familia hay historia de cáncer del páncreas.
- Estilo de vida: Una mala alimentación rica en grasas, la obesidad y la vida sedentaria también aumentan tus riesgos.
Síntomas
Como te contaba, el cáncer del páncreas generalmente no da síntomas en las etapas tempranas de la enfermedad. Pero en la medida en que el cáncer avanza, puedes tener los siguientes síntomas:
- Dolor en la parte superior de tu abdomen, que puede intensificarse cuando comes o te acuestas. Y algunas veces ese dolor puede irradiarse hasta la espalda.
- Ictericia: ojos y piel amarillos
- Náuseas
- Pérdida del apetito y de peso
- Fatiga y debilidad
- Depresión
El problema es que cuando aparecen los síntomas, el cáncer del páncreas ya está bastante avanzado. Y detectarlo antes es difícil, pues como el páncreas se encuentra bastante escondido en el cuerpo, tu médico no podrá palpar el tumor durante tus exámenes rutinarios.
¿Qué puedes hacer? Si tienes varios de los factores de riesgo, puedes pedirle a tu médico que te ordene exámenes especializados que permitan detectar este cáncer a tiempo.
Su médico le hará preguntas sobre sus antecedentes médicos para determinar si tiene algún factor de riesgo de cáncer de páncreas y para obtener información sobre cualquier síntoma que presente, tal como dolor, alteraciones con el apetito, pérdida de peso y cansancio.
La exploración física a fondo se centrará principalmente en el abdomen (vientre) para determinar si tiene masas o acumulación de líquido. Los cánceres que obstruyen el conducto biliar pueden provocar que la vesícula se agrande, lo cual a veces se puede palpar en un examen físico. El cáncer de páncreas puede propagarse al hígado, ocasionando su agrandamiento. Se le revisará su piel y la parte blanca de los ojos para ver si tiene ictericia (color amarillento).
El cáncer también puede propagarse a los ganglios linfáticos sobre la clavícula y a otras localizaciones. Estas áreas serán observadas con cuidado para determinar si hay abultamientos o hinchazón que podrían significar propagación de un cáncer.
Si los resultados del examen son anormales, su médico probablemente ordenará pruebas para ayudar a encontrar el problema. También es posible que le pidan que consulte con un gastroenterólogo (un médico que trata enfermedades del sistema digestivo) para realizar más pruebas y tratamiento.
Estudios por imágenes
Los estudios por imágenes utilizan ondas sonoras, rayos X, campos magnéticos o sustancias radiactivas para obtener imágenes del interior del cuerpo. Los estudios por imágenes se pueden hacer por varias razones tanto antes como después del diagnóstico de cáncer de páncreas. Estas razones incluyen:
- Para encontrar áreas sospechosas que podrían ser cancerosas.
- Saber si el cáncer se ha propagado, y de ser así, cuán lejos.
- Ayudar a determinar si el tratamiento es eficaz.
- Identificar signos del cáncer que regresa después del tratamiento.
Tomografía computarizada
La tomografía computarizada (CT scan) usa rayos X para producir imágenes transversales detalladas de su cuerpo. La CT se usa a menudo para diagnosticar el cáncer de páncreas porque puede mostrar el páncreas con bastante claridad. Además, este estudio puede ayudar a mostrar si el cáncer se ha propagado a los órganos adyacentes al páncreas, así como a ganglios linfáticos y a órganos distantes. Una CT puede ayudar a determinar si la cirugía puede ser una buena opción de tratamiento.
Si su médico sospecha que usted podría tener cáncer de páncreas, puede que se le haga un conjunto de CT de su abdomen antes de recibir el contraste. Entonces se pueden realizar otros conjuntos de imágenes en los próximos minutos a medida que el contraste pasa a través del páncreas y otras partes del cuerpo. Estos conjuntos de imágenes se conocen como una CT multifase o una CT de protocolo pancreático.
Biopsia con aguja guiada por CT: la CT también se puede utilizar para guiar la aguja de la biopsia hacia un área donde se sospecha que hay un tumor pancreático. Pero si se necesita una biopsia con aguja, la mayoría de los doctores prefieren usar una ecografía endoscópica (descrita más adelante) para guiar la aguja hacia el tumor.
Para este procedimiento, usted permanece en la camilla de la CT, mientras un médico mueve una aguja de biopsia a través de la piel y hacia el tumor. Las tomografías computarizadas se repiten hasta que la aguja esté dentro de la masa. Entonces, se extrae una muestra mediante una biopsia con aguja para observarla con un microscopio.
Imágenes por resonancia magnética
Las imágenes por resonancia magnética (magnetic resonance imaging, MRI) utilizan ondas de radio e imanes potentes en lugar de rayos X. La energía de las ondas de radio es absorbida por el cuerpo y luego liberada en un patrón formado por el tipo de tejido del cuerpo y por ciertas enfermedades. Una computadora traduce el patrón en una imagen detallada de las partes del cuerpo. Al igual que la CT, se inyectará un material de contraste, pero esto se usa con menos frecuencia.
La mayoría de los médicos prefieren examinar el páncreas con una tomografía computarizada, pero también se puede hacer una MRI.
Además, se pueden usar tipos especiales de MRI en personas que podrían tener cáncer de páncreas.
- La colangiopancreatografía MR (MRCP), la cual se puede usar para observar los conductos biliares y pancreáticos, se describe más adelante en la sección sobre colangiopancreatografía.
- La angiografía por MR (MRA), la cual se usa para observar los vasos sanguíneos, se menciona más adelante en la sección sobre angiografía.
Las imágenes por resonancia magnética toman más tiempo que las tomografías (a veces hasta una hora más) y son un poco más incómodas. Puede que durante la realización del estudio, permanezca acostado dentro de un tubo estrecho lo cual puede resultar incómodo y confinante para algunas personas. Otra opción la constituyen las nuevas máquinas de MRI que son más abiertas. La máquina de MRI produce un zumbido fuerte y chasquidos que pueden resultar incómodos. En algunos lugares se proveen audífonos o tapones para los oídos con el fin de ayudar a bloquear este ruido.
Ecografía o ultrasonido
En los estudios de ecografía se usan ondas sonoras para producir imágenes de los órganos, como el páncreas.
Ecografía abdominal: para este estudio, se mueve sobre la piel del abdomen una sonda en forma de vara llamada un transductor. El transductor emite las ondas sonoras y detecta los ecos a medida que rebotan de los órganos. Una computadora procesa el patrón de ecos para crear una imagen en la pantalla. Los ecos que la mayoría de los tumores del páncreas producen difieren de los que produce el tejido normal del páncreas. Los distintos patrones de eco pueden ayudar a los médicos a distinguir algunos tipos de tumores pancreáticos entre sí.
Si no está claro qué podría estar causando los síntomas abdominales en una personas, una ecografía podría ser el primer estudio a realizase debido a que es fácil de llevar a cabo y no expone a la persona a radiación. No obstante, si los signos y los síntomas indican que es más probable que sean causados por cáncer de páncreas, la tomografía computarizada generalmente es más útil que la ecografía para observar el páncreas.
Además, la ecografía se usa comúnmente para examinar el hígado, y se puede usar si una persona presenta síntomas (como ictericia) que apuntan a un problema con el hígado.
Colangiopancreatografía
Una colangiopancreatografía es un estudio por imágenes para observar los conductos pancreáticos y biliares para determinar si están estrechos, bloqueados o dilatados. Estos estudios pueden ayudar a mostrar si una persona podría tener un tumor pancreático que esté bloqueando un conducto. También se puede usar para ayudar a planear la cirugía. Este estudio se puede hacer de diferentes maneras, cada una de las cuales tiene ventajas y desventajas.
Colangiopancreatografía retrógrada endoscópica (ERCP): para este procedimiento, un endoscopio (un tubo flexible y delgado con una cámara de vídeo en el extremo) se introduce en la garganta y se pasa hacia abajo por el esófago y el estómago hasta llegar a la parte inicial del intestino delgado. Por lo general, este procedimiento se hace mientras se le da medicina para que esté adormecido.
El médico puede observar a través del endoscopio para encontrar la ampolla de Vater (lugar donde el conducto colédoco desemboca en el intestino delgado). El médico guía un catéter (un tubo muy pequeño) a través del extremo del endoscopio y hasta el conducto colédoco. Entonces, se inyecta una pequeña cantidad de tinte (material de contraste) en el conducto colédoco y se toman las radiografías. Este tinte delinea los conductos biliares y pancreáticos. Las radiografías pueden mostrar un estrechamiento u obstrucción de estos conductos que podrían deberse al cáncer de páncreas. El médico que hace este examen también puede colocar un cepillo pequeño a través del tubo para extraer células y hacer una biopsia (para observar con un microscopio y determinar si son cancerosas).
La ERCP también puede utilizarse para colocar una endoprótesis (“stent”, un tubo pequeño) en el conducto biliar o pancreático para mantenerlo abierto en caso de que un tumor cercano esté ejerciendo presión sobre éste. Esto se describe con más detalles en la sección sobre cirugía paliativa en la sección “Cirugía para el cáncer de páncreas”.
Colangiopancreatografía por resonancia magnética (MRCP): ésta es una manera no invasiva de observar el páncreas y las vías biliares utilizando el mismo tipo de máquina usada para los MRI convencionales. No requiere de una infusión de un agente de contraste y no es invasiva, contrario a la ERCP. Debido a que no es invasiva, los médicos a menudo usan la MRCP si el propósito del estudio es sólo observar los conductos biliares y pancreáticos. Sin embargo este estudio no se puede usar para obtener muestras de biopsia de tumores o para colocar endoprótesis en los conductos.
Colangiopancreatografía transhepática percutánea (PTC): en este procedimiento, el médico coloca una aguja fina y hueca a través de la piel del abdomen y hacia un conducto biliar que se encuentra dentro del hígado. Luego se inyecta un tinte de contraste a través de la aguja y se toman radiografías conforme el tinte pasa por los conductos biliares y pancreáticos. Al igual que la ERCP, este método también se puede usar para tomar muestras de líquidos o tejidos o para colocar un “stent” en un conducto con el fin de ayudar a mantenerlo abierto. Debido a que es un procedimiento más invasivo (y puede causar más dolor), por lo general la PTC no se usa a menos que ya se haya tratado la ERCP o que ésta no se pueda realizar por alguna razón.
Para más información en español, puedes visitar a la Sociedad Americana de Cáncer en esta página: http://www.cancer.org/docroot/esp/content/esp_5_1x_que_es_34.asp?
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