Quistes en los senos. Si al realizar tu rutina mensual de autoexploratorio descubres una pequeña protuberancia, no entres en pánico podría ser un “quiste”. No te preocupes, los quistes en los senos son muy frecuentes y la mayoría son benignos. Si tienes entre 30 y 50 años, es muy común que encuentres uno que otro quiste en tus senos. Los quistes son pequeños bultos llenos de líquido que se forman cuando se bloquean las glándulas mamarias. Aun así tienes que acudir a un especialista que lo revise.
Algunos son tan pequeños que no los puedes ver ni sentir, pero la mayoría los descubres cuando sientes una bolita que puede ser suave o firme adentro de tu seno, o cuando sobresalen. Generalmente los quistes aumentan de tamaño y pueden doler un poco unos días antes de la menstruación, durante el síndrome premenstrual (SPM), y este es el momento en que los puedes identificar más fácilmente. Después de que se termina tu período, los quistes vuelven a su tamaño normal y ya no están tan sensibles.
Es normal que te asustes al sentir un bulto extraño en alguno de tus senos. Pero generalmente no son motivo de preocupación ya que típicamente los quistes son benignos, y muchos se deshacen solos con el tiempo. Incluso puedes estar tranquila si llegas a sentir muchos quistes al mismo tiempo; a esto se le llama senos fibroquísticos que es una condición también bastante común y normal.
Los quistes casi nunca necesitan tratamiento a menos que sean muy grandes y te molesten o te duelan demasiado. En esos casos tu ginecólogo puede drenarlos usando una aguja muy delgadita. Si definitivamente un quiste está creciendo más de lo normal o provocándote mucho dolor e incomodidad, puede ser extirpado con una operación, pero esto sucede rara vez.
Y para los síntomas, aunque se desconoce el mecanismo preciso, se piensa que el disminuir el consumo de cafeína (incluyendo el chocolate) puede ayudar; también se recomienda limitar el consumo de sal para retener menos líquidos.
Los estudios diagnósticos más útiles son el examen clínico, el ultrasonido y el drenaje con una aguja muy delgada. La citología (cuando se envía el líquido del drenaje al laboratorio). Ocasionalmente la mamografía o mamograma, cuando se está descartando otro problema.
Ahora, el hecho de que puedes estar tranquila si tu médico te dice que tienes quistes no quiere decir que te puedes olvides de ellos por completo. Es importante que te examines tus senos con regularidad para identificar cambios en la forma, en la consistencia y en el tamaño de los quistes que ya tienes identificados o si te aparecen otros quistes o bultos. ¿Cómo lo haces? Mediante un autoexamen de los senos, una técnica mediante la cual palpas tus senos para identificar cualquier cambio en ellos. Algo parecido a la revisión de los senos que te hace tu ginecólogo cuando lo visitas para tu chequeo regular.
Los autoexámenes son muy importantes para identificar a tiempo cualquier cambio extraño en tus senos. Si descubres algo que te preocupa debes informarle a tu ginecólogo de inmediato para que él o ella te examine y determine si es algo normal o si es necesario hacer más estudios. Así los puedes tener todo bajo control.
La solución está en tus manos. Autoexplorate!